Por parejas como Patri y Javier es que cada día amo más ser fotógrafo de boda. Es increíble como se puede llegar a conectar de tal manera con alguien que, hasta hacía pocas horas, no conocías de nada, pero precisamente en eso radica los indescriptible de lo que no vemos, y es precisamente esa magia la que yo busco capturar.
Para su sesión de preboda en Tamarit tenían claro que querían incluir El Castillo de Tamarit en alguna imagen, pues se han pasado horas y horas paseando por sus alrededores y, es más, la invitación de su boda es una bonita ilustración donde aparecen ellos paseando bajo el amparo de este. Así que, como no podía ser menos, nos desplazamos a esa hermosa localización en la cual ya había trabajado antes, para hacer algo nuevo y diferente, algo que estuviese imbuido por un poco de mi y mucho de ellos, algo de lo que podéis ver una pequeña parte a continuación.
Durante la tarde que pasamos juntos me di cuenta de que alrededor de ellos se desprendía un halo de amor que me dejo maravillado, y es que no hay nada más bonito que sentir, como si de un golpe se tratase, los sentimientos de dos personas que están justo delante tuyo y ver lo enamorados que están.
Trabajar con tantísimos factores a favor es un placer, algo que busco y buscaré siempre, porque no hay nada mejor que las parejas reales que se dejan llevar por lo que sienten para conseguir plasmar ese amor en imágenes tan bonitas como las aquí presentes.
Estoy deseando que llegue ese 30 de Mayo para poder compartir con vosotros un día tan maravilloso como el que nos acontecerá, vuestro gran día B. Por ahora y mientras ese día llega, solo me queda deciros, quereos mucho, ¡siempre!
Jose Pleguezuelos | Fotógrafo de Boda